domingo, 13 de noviembre de 2011

Paseaba...

Paseaba al perro por el parque… rodeando ese pequeño gran estanque, pieza fundamental de ese oasis que en plena ciudad puede hacerte creer que estás en el campo. Era de noche, no recuerdo si había luna o no, lo mismo ya para esa noche se le había acabado el dinero para salir.
Una línea de farolas iluminaba el sendero, marcando el camino a los locos que a esas horas, no tenían nada mejor que hacer que charlar un rato con la naturaleza o con uno mismo… cualquier excusa es buena para estar fuera de casa.
A lo lejos, había una gran zona negra, completamente inmersa en las tinieblas…parecía que no había luz a más de un kilómetro a la redonda. Nada más lejos de la realidad, sólo faltaba una bombilla del paseo.
Entonces, no pude evitar acordarme de ti, de tu sonrisa. Esa que tantas y tantas veces iluminó mi camino… esa que, a pesar de los esfuerzos de la oscuridad para llevarme con ella, hacía de guía y conseguía mostrarme la salida. Más de una vez, me vi a mí misma en aquella imagen de película de Hollywood en la que, el protagonista está dentro de un túnel y a lo lejos, al fondo, aparece el pequeño resplandor de una luz… no vayas hacia la luz, escucha, ¡aguanta! Siempre hice caso omiso a las voces…fui hacia la luz…sin miedo… cada vez seme antojaba más cálida, más grande, más acogedora, más familiar y siempre…al final…tu sonrisa…
Ahora te preguntarás, ¿por qué recordar la luz viendo la oscuridad? Porque la echo de menos… porque tu sonrisa es la luz fundida en medio del camino, insignificante para cualquiera. Perdón, para nadie que haya visto tu sonrisa, la de verdad, la que guardas para las mejores ocasiones, puede ser insignificante su pérdida… Porque cuando no sonríes, cuando no lo haces de verdad… todo (mucho más de lo que crees) comienza a ser invadido por las tinieblas.
Ahí me encontraba, paseando, triste, melancólica… cuando, al acercarme a las tinieblas…al dar un paso hacia delante…la bombilla comenzó a parpadear…comenzó a emitir una pequeña luz, tímida, vergonzosa… pisé más fuerte, en varios sitios, como animándola a que prendiera… como buscando la manera de darle fuerzas…  La luz se vio, pero no se mostró con su habitual tono, estaba más apagada, había perdido alegría…
Un paso más hacia delante en el sendero, bastó para que se apagara de nuevo, esperando a que alguien con la misma suerte que yo, volviera a pisar en el sitio correcto y regalarle su claridad, aunque solo fuera fugazmente.
¿Sabes qué? Cada noche paso por el sendero, buscando la luz, buscando el sitio donde, al pisar, la electricidad encuentra el camino para llegar hasta la bombilla.
¿Sabes qué? Que sé que pronto no hará falta, que pasearé por el sendero y ya habrás entendido que no es justo que dejes tanto parque en tinieblas, que no es justo que nos prives a todos los que la extrañamos del regalo que es tu sonrisa. Que la farola habrá conseguido soldar sus cables, que no dejará que nadie más la apague, que me encontraré la luz encendida y que volverás a ser tú.
Ya te darás cuenta, el mundo es mucho más bonito si lo ilumina una sonrisa, ¿por qué no dejar que sea la tuya?

jueves, 3 de noviembre de 2011

Santander-Sevilla

Esta mañana, he salido al patio para ver cómo estaba el día. Inspiré una bocanada de aire, esperando que contribuyera a despertarme y…entonces sucedió… Aire frío, húmedo, con aroma costero, con sabor a mar, pero duro, fuerte… Creí retroceder, 3 meses atrás…
Salí de casa pensando en no haber despertado a Oché y Bea… Buscando qué música poner en el iPod… da igual, pondré Maldita Nerea, para el concierto, con suerte, María se habrá despertado hoy temprano y me dará unos sonrientes ‘buenos días rubita’. El iPod comienza a sonar, ‘Y necesitas decir que no a los miedos, puedo enseñartelo que yo prefiero: unas gotitas ahí de amor del bueno;No te preocupes besaré primero’
María hoy tampoco aparece, seguramente ayer se quedó hasta tarde con Alejandro y Tizziano…parece que va a llover, aun no puedo creer que sea julio… este tiempo no lo hace ni en Noviembre en Sevilla…
Llego a la estación, cambio tren por bus, ahora ya no hay cuestas gigantes al lado del lupa que subir… ¿Qué haremos esta tarde? Creo que hoy llegaba Vicente. Intentaré no dormir siesta…lo mismo estudio, pero es que, tengo que aprovechar… acaba de llegar el tren, me subo al bus, parece mentira que ya vaya conociendo a la gente…las mismas caras, las mismas historias…huele ya a rutina.
Pulso el botón para abrir las puertas… empieza a llover, pero parece que por la tarde hará bueno…o eso espero, tengo ganas de playa o de río. Abro mi ‘paragüeh’ aunque de poco sirve ante esta lluvia en spray.
Uf...vaya cuesta… esta también se puede bajar como pokemon bola. Qué raro que Oché no me lo haya dicho nunca… Entro en el despacho, cuánta seriedad, menos mal que Esther me da los buenos días y sonríe, se nota mi media horita más de sueño…
Después de una mañana entre clases y prácticas, dando batazos por la octava, voy al comedor. Allí ya están casi todos, falta Mona que llegará en breve. Nos conocen todos seguro, no dejamos de hacernos notar, nuestras risas, nuestras bromas, nuestros juegos… Somos casi lo único que se oye en el comedor, los guiris y los niños de sur…
¿Qué hacemos esta tarde? ¿Intentamos ir a la playa? ¿Vamos al río? ¿Nos vamos de guiris por el centro? ¿Jardines de Pereda o Parque de María Luisa? ¿Damos una vuelta por el faro o vamos a los Alcázares?
En el piso, mientras paso por chapa y pintura, Oché se plancha el pelo detrás de mí en mi espejo, es el único sitio donde nos podemos ver de cuerpo entero. Bea piensa lo que se va a poner…qué digo, se pone la primera percha que coge. Cenaremos filetes con tomate y pan bimbo…me encanta la dieta equilibrada. Si no, una de Pecaditos, que nos encanta a todos…que pena que no cojamos cerca el McDonalds, a Antonio le encantaría.
Río de la Pila, el pub ese de la lengua, Zanzibar, Plaza Cañadio, Kudeta (o no), Zen, Divino, Malaespina, Santa fe, plaza Porticada…
María y su Danzakuduro (lo tengo duro/ me gusta duro) junto con su aleteo de nariz y las persecuciones a Vicente; Antonio con su acento y sus meningitis; Oché con su pavo y sus caras raras; Esther su humor y su afición por los concursos varios; Bea con sus pilas recargadas a partir de las 5am y su sentido de la responsabilidad; Petra con sus fotos, su acento checo-andaluz y su ‘new ways’ de conocer Santander; Alejandro con sus costumbres y su tiempo para limpiar; Tizziano…tan…italiano e hiperactivo…Nikkos and…what?; Salle y su despelote final; Mona con su independencia, su dulzura y sus pelos; María Vasileva con…¡su novio!.
Da igual si paseo por la Magdalena o por el Alamillo, da igual si veo la playa del Sardinero o la orilla trianera del Guadalquivir, da igual si la catedral es de la Asunción o de Santa María, da igual si paseo por Pereda o por Avda de la Constitución, da igual si estoy en Reina Mercedes o en Los Castros… ¿Qué más da? ¿Qué importa que no viva en Santander? ¿Qué importa que no nos veamos todos los días?
Sevilla puede ser Santander y Santander Sevilla en cualquier momento, sólo necesito recordarla…sólo necesito recordaros y para eso hace falta muy poco. Al fin y al cabo, las dos empiezan por S…

sábado, 8 de octubre de 2011

no más centrifugados

Llevo mucho tiempo pensándolo, dándole vueltas…pero no encuentro nunca ni el momento, ni las palabras para expresarme… A veces, no, muchas veces, no, la inmesa mayoría de las veces es justamente ahí donde está el problema… En darle vueltas…tenemos una idea, una decisión, varias opciones y cuando terminamos de discernir, sale todo más arrugado que la ropa de la lavadora después de centrifugar…  La cuestión es, el centrifugado no ayuda a limpiar la ropa… solo ayuda a que se seque... también puede cargarse algún estampado, hacer que se pierdan botones…que se estropee…o que no te la puedas poner en su momento porque tienes que esperar a que termine el programa y aunque, tarde menos en secarse…luego hay que plancharla…
Estoy cansada de tanto centrifugar, de tanto esperar para planchar la ropa… quiero dejar atrás el miedo. Quiero equivocarme, asumir el riesgo… Sí, seguro que no será un camino de rosas, seguro que sufriré en algún momento…Pero sufrir no es más que otra señal de que estamos vivos…si sufrimos fue porque en algún momento nos importó y disfrutamos de lo que vivíamos.
Lava la ropa, pero póntela sin más. 

sábado, 27 de agosto de 2011

Diez


-         -  Concha, oye, bicho, escúchame, ¿dónde está? ¿dónde hay que mirar?
-         -  ‘Pima, allí abiba, en eza etella, la que billa mucho, al lao de la luna’
Parece mentira, casi sin saber hablar y ya sabía perfectamente dónde mirar… Cualquiera diría que, aunque se lo enseñaron sus padres, sabía desde que nació cuál era el lugar exacto donde encontrarte… Con dos años y 9 meses y ya la he oído hablarte, he visto cómo te busca, cómo te pide cosas, cómo te da besos, cómo se acuerda de ti…
Parece mentira que Fernando, con 9 años busque un DVD de fotos tuyas para ver lo guapa que eras, que le cueste trabajo hablar de ti porque se emociona, porque si conocerte y también te echa de menos…
Parece mentira que hayan pasado 10 años y yo siga sintiendo tus abrazos, tus besos, tus sonrisas… Parece mentira que antes de dormir, nos sigamos diciendo: hasta mañana si dios quiere, que pases buenas noches…
Este año has tenido muchas visitas, seguro que en Las Monjas ha habido una gran fiesta de bienvenida, a vuestro estilo. Seguro que los reencuentros han sido iguales de emotivos que las despedidas, hacía ya mucho que no se veían…  Dale un beso muy grande, dile que los primos nos negamos a cambiar, vamos a luchar por lo que a ella más le gustaba, que era vernos juntos… aún no soy capaz de escribirles nada; pero pronto volveré a la Encinilla…
Para algunas personas será difícil determinar el momento en el que se hicieron mayores, otras ni siquiera saben que existe…muchos aun no lo han pasado. Ese momento, a mi entender, no tiene nada que ver con perder la inocencia, la ilusión, las ganas de jugar…ya ves, si eso fuera así me sería imposible ser mayor, por muchos años que cumpliera.
Pensándolo bien, no sé exactamente con qué tiene que ver… lo que sí puedo señalar el momento exacto en el que ocurrió. Aún dudo a veces si estaba preparada o no, si era justo que sucediera así, pero confío en ti más que en nadie y sé que fue lo más acertado, que fue tu deseo, yo solo me limito a adaptarme a él, aunque a veces no me guste nada…
Otras, cómo hoy, aunque suene paradójico por la fecha en la que te escribo, solo puedo darte gracias… Gracias por dejar que me parezca cada vez más a ti. Gracias por todo lo que me enseñas, gracias por cuidarme, ayudarme, apoyarme… Mejor, enseñarnos, cuidarnos, ayudarnos, apoyarnos… Gracias por mandar de tu estrella un nuevo regalo más, seguro que el chiquitín te quiere tanto como su hermana, como te queremos todos…
Sí…está bien, prometo seguir sonriendo, sí cada día un poco más, seguir buscando lo bueno de la vida, sacar el máximo partido a todo y aprender de cada error…vale, controlar el genio… ¡te lo prometo!
Un abrazo enorme con muchos muchos besos…
Te quiero hoy y siempre…
‘Asumpti’

PD: No dejes que su orgullo le siga apartando de nuestro lado… 

viernes, 26 de agosto de 2011

Vida, Armaduras y sueños


- No te niego, Asumpta, que la vida quizás pueda tornarse maravillosa, pero quizás uno de los indicios de la perdida de la ilusión o de la felicidad sea el poder escribir y hablar de cuando los que ya no están, estaban presentes. Los recuerdos un día te hacen ver que las cosas buenas no se olvidan y esbozas una sonrisa melancólica que te dice que tienes todos los motivos del mundo como para sentirte bien contigo mismo; pero da miedo mirar atrás, ver que todo lo que estaba ya no está y sentir, con más recelo que tristeza, que la injusta vida manejada vete tú a saber por quién, te lo ha quitado todo sin darte siquiera un momento para creer que puede ser que te lo merezcas. Esas situaciones se suceden constantemente, un desfile de sentimientos inimaginables que te hacen valorar y odiar a la vez todo lo que vives, sueñas, sientes. Nudos en la garganta que levantan cicatrices que nunca se van a cerrar y que no te dejan ni respirar. Hace unos años ni tú, ni yo, ni nadie hubiera pensado que existen heridas abiertas en el fondo de nuestro ser, heridas de esas que quizás jamás rozarán la superficie; heridas de esas que te ponen la piel de gallina porque no existe nada que pueda aplacar el dolor que producen, ni existe nadie que sepa decirte cómo se acallan los susurros de tristeza que nunca has dejado de escuchar. Si que se pasa mal, pero ya dije y me lo repito cada vez que tengo ocasión que "sin dolor no hay constancia de la felicidad" y si no rozas, aunque sólo sea un segundo, ese cielo con el que todos sueñan, con la punta de los dedos; créeme que no merece la pena ni mirar atrás, ni soñar, ni vivir.
- Quizás sí, quizás busque algo que se me perdió en un pasado y que en ocasiones se me torne mejor, más seguro. Ese pasado que añoras, sueñas, pero que siempre se esfuma despertar tras despertar. Pienso que esas experiencias, esos nudos en la garganta que tú y yo sabemos, nos hacen ser lo que hoy somos. Para bien o para mal, nuestro carácter se configura en base a la experiencia y, somos tan estúpidos que nos enseñan más los momentos duros, o al menos, los difíciles. No sabemos valorar lo que ganamos hasta que lo perdemos y en ese momento, recurrimos al recuerdo para engañarnos a nosotros mismos y hacernos creer que lo seguimos poseyendo. Pero, a pesar de todo, no creo que la vida sea el recuerdo, mejor dicho, que recordar sea una forma de vivir. Si vives recordando, esas preciosas imágenes de antaño que tanto valoramos, pasarán a ser rutina que no se diferenciaría del presente y que no te dejaría avanzar. Un gesto, una palabra, una mirada, una sonrisa, que en un primer momento fue insignificante, despreciable, puede llegar a cambiarlo todo, esa es la sorpresa que es la vida, el giro radical producido en un segundo de los ochenta y seis mil cuatrocientos que tiene un día. Sorpresa que solo valoras volviendo al pasado, así que, llegamos otra vez al punto de partida...
-Es normal que tendamos a magnificar los pequeños recuerdos, soñándolos inalcanzables, imaginándolos imposibles; pero fueron posibles, tan posibles como alcanzados; pequeñas metas diarias que, en cuestión de segundos se evaporan, pero cuando echas la vista atrás, no dejan de ser grandes momentos en tu vida. Qué ironía sería no recordar todo lo que nos puede hacer feliz, que no es lo mismo que ser felices recordando o  darnos cuenta de que lo hemos sido una vez que lo hayamos pasado. Los momentos duros te hacen levantar la cabeza y sonreírte, pero sonreírte en el alma, allá donde aún seguimos siendo dos niñas pequeñas ausentes de una realidad que nunca comprenderemos porque nunca querremos comprender; y eso es lo bonito.
Quiero que hagas una reflexión sobre todo lo que nos ha pasado, todo lo que hemos vivido y todo lo que, como afirmas, ha influido en nuestro carácter, en nuestra forma de ser. Quizás te describirías como una chica normal con una meta prefijada que, gracias a los golpes del de arriba, sabe afrontar mejor la vida; o cree que puede llevarlo por delante sin pararse a pensar en sí misma. Una buena chica, ¿No? Una chica volcada por y para la causa de ser feliz y, mejor aún, haciendo feliz a los demás. Tortuga con caparazón que intenta imitar al corazón. Princesa que se ha quedado a las puertas del castillo porque se pensó que debía ir ella a buscar al príncipe y no esperarlo sentada. ¿Por qué nos empeñamos en vivir la historia de nuestro presente viviendo el pasado de nuestro futuro? Incierta melancolía...Y nos pasará como a Miguel Hernández, que aún teníamos que hablar de tantas cosas con nuestros compañeros del alma que una elegía se nos quedará pequeña para decir todo lo que sentimos en los días de recuerdos o, lo que es lo mismo, todo lo que sentimos casi todos los días.
- No sé cómo lo haces, pero nunca dejarás de sorprenderme. Lo que más me asombra no es el hecho de que me hayas dibujado en poco más de un par de líneas, sino que has empleado las mismas palabras que, en otras ocasiones, he pensado que más se ajustaban a la idea que tengo de mí misa. Llegados a este punto, únicamente encuentro dos caminos: o bien, tú tienes el don o la virtud de sumergirte en el interior de las personas, bucear en ellas y ser capaz de conocerlas de verdad; o bien, sin querer, el caparazón de esta pequeña tortuga, casi sin saberlo, decidió dejarte entrar, que echaras un pequeño vistazo dentro y a esa pequeña visita sin guía, porque no fue concertada, le has sacado un gran provecho. Sin embargo, las cosas no son ni blancas ni negras y, por suerte, siempre nos quedará el camino del medio, que en esta ocasión sí podemos construir. Es decir, opto por una mezcla de ambas, a la que le añadiría algo de autobiografía, pues pienso que no es casualidad que nos cueste tanto mostrarnos tal y como somos desde el primer momento. De todas formas, no creo que tu meta en la vida sea seguir un sendero labrado por un héroe de esos que no llevan capa ni traje pero que sí tienen súper poderes, creo que eres demasiado inconformista para eso y que 'tu héroe' te hará volar más lejos. Es precioso tener escondido en algún lugar un montón de tesoros, grandes cofres llenos de recuerdos, de momentos, junto con algún que otros objeto físico que a simple vista puedan parecer banales pero, de valor incalculable. Son grandes puntos de apoyo, los salientes que te animan a seguir escalando, a seguir subiendo porque merece la pena, pues si lo mereció ayer seguro que lo merecerá mañana. Lo que nos ha pasado, ni Miguel Hernández lo hubiera expresado mejor de lo que tú lo has hecho. Tal vez lo más difícil no sea decírselo todo a nuestros compañeros del alma, sino asumir lo que ellos nos dicen, interpretar sus palabras que nos hacen dudar sí nos llegan del ayer o ha sido verdaderamente hoy cuando las hemos escuchado.
- No he hecho más que describirte de la manera en la que me describo a mí misma. No creo que seas exactamente lo que yo he dicho, no sé si en algún momento lo habrás sido o te habrás sentido así, no sé si de verdad mis palabras te han sorprendido, sólo te puedo decir que ponerse una armadura y dejar que alcance tal magnitud que todo lo que deja ver de ti no tiene nada que ver con lo que en verdad eres, no merece la pena. Y te lo digo por experiencia, que no es mucha, pero tampoco es poca, y que me ha enseñado que hay que ser quien uno cree que es, hasta demostrarse que no es así y cambiar de plan. Si, de plan. El plan ese que todos tenemos en la vida: formar una familia, encontrar un buen trabajo, destacar en él; conocer a la persona más especial del mundo no sin antes haber vivido multitud de experiencias que contarle a nuestros nietos....Tonterías en las que de verdad hemos puesto empeño, tiempo en imaginar, que no es que hayamos desaprovechado ese tiempo, en absoluto, sino que hemos ganado esperanzas que se esfumarán cuando, de nuevo, cambiemos de plan. Uno no se enamora cuando quiera ni se desenamora cuando cree que ha llegado el momento; uno no siempre encuentra el trabajo que había soñado pero si muchas veces encuentra un buen sustituto que le demuestra que planearlo absolutamente todo no merece la pena. Uno no siempre tiene lo que quiere y, cuando lo tiene, en la mayoría de los casos, se le va de las manos. Por eso hay que saber adaptarse al día a día, no cambiar nuestra forma de ser pero si saber adaptarla a nuestro plan.
- Nadie dijo que mereciera la pena, pero no es tan fácil quitarte esa armadura, da miedo, aunque cuando te desprendes de ella es cuando verdaderamente empiezas a disfrutar de todo, tanto de la risa como del llanto, porque ambas reacciones tienen su parte bella, ¿tú serías capaz de deshacerte de tu armadura? ¿Jugar al juego de la vida con el torso descubierto? La verdad es que asusta, hace falta valor y coraje, pero, se podría intentar, cambiando el plan. Prefiero hablar de papel, como en una gran obra de teatro con muchísimos actores que entran y salen, en la que cada vez que se cambie el decorado te entreguen un libreto en blanco, que tú escribes según el desarrollo de la obra; que en ocasiones sea cómica, trágica, o mejor, esperpéntica, con personajes deformados a nuestros ojos, donde nada es lo que parece, donde es el ciego el que más capacidad tiene para ver...Muchos personajes, sin olvidarnos, como tú dices, que todos tienen la misma base y que van aprendiendo de las actuaciones de aquellos papeles que les antecedieron. Los papeles no pueden estar encasillados, es decir, no pueden escribirse antes de que la obra vaya transcurriendo y se pueden borrar y cambiar cada vez que se quieran, no tendría sentido asistir a una obra en la que ya se sabe todo lo que va a ocurrir y de qué forma; que no te prometiera nada nuevo, sería muy decepcionante. Un precioso privilegio si conserváramos los guiones de los papeles, para comprender cómo y por qué, tu personaje de entonces se adaptó de esa manera al guión.
- Ven y asómate conmigo a ese retrovisor infinito. Ven y deja a un lado la vida, las armaduras y los sueños que tanto analizamos, pero que no entendemos del todo.  
 Roble Ramírez y Asumpta Ruiz 

lunes, 20 de junio de 2011

Oye, tengo una duda...

-        - Oye, tengo una duda. ¿Cómo se sabe si alguien es tu media naranja? Osea, ¿qué es para ti? ¿Qué es el tío de tu vida?
-          Yo que sé, ¿y esa pregunta ahora?
-          No sé, se me ha ocurrido…
-          Yo creo que es algo así como una seguridad…un sentimiento de saber que él es todo lo que buscabas, aunque ni tú misma supieras realmente qué buscabas… ¿Me entiendes?
-          Mmm.. creo que sí…
-          Mira, tiene que ser alguien que te entienda siempre, hasta cuando no te entiendes ni tú. Alguien que sea capaz de enfadarte, pero solo un poquito, lo suficiente para demostrarte que te conoce bastante como para conseguir ponerte de los nervios y sacarte una sonrisa al minuto. Alguien con quien no tengas que buscar tema de conversación, porque los silencios a su lado… será maravillosos. Alguien que conozca todas tus sonrisas y sea capaz de imitar todos tus gestos y reacciones…Alguien con quien puedas abrir tu corazón con facilidad, con quien puedas llorar y reír a un tiempo… Alguien en quien confíes y que te demuestre su confianza, que te cuide, que te de lo mismo o más que tu le das, que no le importe esperarte horas mientras te arreglas, porque con tu sonrisa para él se arreglará todo… Alguien que…. Alguien que…
-          Aish… ¿todo eso hay que notar?
-          Y seguro que más…
-          Pues…no hay que liar nada para encontrarlo….
-          Pero cuando lo hagas, no tendrás dudas, sabrás que es él

sábado, 4 de junio de 2011

Miedo(s)

Miedo, del latín metus, según el diccionario de la RAE, perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario o recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea. Hay muchos tipos de miedos, casi tantos como personas y como tal, cada uno los expresa a su manera.
Uno de los miedos más típicos que hay es el miedo a la oscuridad, hay niños que de pequeños no pueden dormir a oscuras, en casos más extremos, ni caminar junto a sus padres por una calle a la que le falten un par de farolas. Hay gente que les tiene miedo a los perros, muchos porque han sufrido algún trauma, pero otros, sin razón aparente, no les gustan, no confían en ellos. Gente que le tiene miedo a las alturas, a bañarse en el agua, al fracaso, al ridículo, a los espacios cerrados, a conocer gente nueva, a la relaciones…
En fin, para todos los gustos, pero, como decía antes, cada cual lo expresa a su manera y sólo nosotros mismos somos capaces de valorar nuestro miedo y conocerlo hasta tal punto de saber hasta donde éste nos deja llegar. Por ejemplo, aquel que le tenga miedo al agua sabe que, puede tirarse solo donde de pie, o bañarse en el mar hasta que le llegue el agua por la cintura… Aquel que tenga miedo a montar en bici, quizás acepte ir de paquete o incluso montar en moto… Habrá quien no soporte a las arañas, pero sea capaz de ver un documental en la televisión sobre la viuda negra, otros ni dibujadas en los libros…
Hace unos meses, en una clase, un profesor nos hablaba sobre el estrés como situación psicológica, no cómo reacción fisiológica. Él sostenía que el estrés simple y llanamente era la diferencia entre las capacidades subjetivas de un sujeto y de las que disponía realmente para enfrentarse a una situación. Yo le añadiría a uno de sus miedos. Es decir, la persona que no es capaz de nadar en el mar no tiene menos capacidades que la que sí lo es, pero su miedo le hace creer que no, que es imposible, que se hundirá y que no logrará mantenerse a flote…
Pero, ¿realmente podemos dejar que el miedo controle nuestra vida? Es inevitable, dirán algunos, es algo que va con la persona. Es cierto, todos tenemos miedos más o menos ocultos hacia algo. Sin embargo, ¿qué hay de malo en intentar plantarles cara? ¿En pararnos a pensar cuáles son nuestras verdaderas capacidades y nuestros verdaderos problemas? El secreto está en analizar la situación. Es decir, el que no sepa montar en bici, ¿por qué no puedo? ¿Sé lo que tengo que hacer? Sí, pero no tengo equilibrio ni destreza para aprender. Pues bien, comienza poco a poco, con las ruedecitas (o los patines), poco a poco, irás cogiendo seguridad, quita una de las ruedas, quita la otra… ahora pon un pie en el pedal, agarra fuerte el manillar, impúlsate y pon el siguiente y sigue pedaleando pensando en el equilibrio, aprende a frenar…y…sólo te queda tomar la curva…
No dejes que tu miedo dicte el camino de tu vida, enfréntate a él y que sea el que te ayude para poder superarte.

miércoles, 1 de junio de 2011

Evaluación de la memoria

Que caprichosa es la memoria, nos permite acordarnos de miles de canciones, somos capaces de revivir sensaciones que sólo no pareció percibir algún día, pero que cuando regresan, ya no se nos antojan nuevas, permitiéndonos vivirla con mayor intensidad si cabe… Memoria caprichosa que hace que no recordemos el dato, la frase clave para responder la pregunta de un examen…

Memoria que perdemos en beneficio de la sobreinformación que nos llega. Esta es nuestra era, la era de la información donde conocemos los detalles de una noticia a los pocos minutos de que ocurra, donde gracias a las redes sociales, España es noticia por una revolución.

Pero, ¿qué pasa con las noticias que ya no son de rabiosa actualidad? ¿Dónde se guardan? En las bibliotecas, en las redacciones de periódicos, de informativos hay habitaciones llenas de ediciones antiguas llenas de noticias olvidadas… Noticias olvidadas que antes, al menos, ocupaban habitaciones, pero ahora, son solo unos pocos megas en algún disco duro de algún ordenador en alguna habitación de alguna redacción…

Es cierto, sería imposible sacar un periódico toda la progresión de todas las noticias sobre las que se escriben diariamente… tampoco habría tiempo en un telediario para ver todas imágenes de todo lo que pasa y de lo que va pasando… Quizás es que sean muy necesarios los anuncios o quizás no interese que ciertos temas sigan de actualidad. O quizás hayamos llevado hasta el extremo el concepto de “rabiosa actualidad” preocupándonos solo de aquello que está de moda.

¿Qué ha pasado con Japón? ¿Han podido ya los eficientes y trabajadores japoneses reconstruir su país? ¿Se ha conseguido solucionar el desastre nuclear? ¿Qué va a pasar con el resto de centrales? ¿Tiene ya Haití todos los recursos necesarios como para, al menos, volver a su situación anterior? ¿Qué ha pasado con Lorca? ¿Ya se han derribado todos los edificios? ¿Han podido realojar a las familias? ¿Se sabe por qué un terremoto de una intensidad causa daños correspondientes a otra mucho más superior? Y lo que es aún peor, ¿siguen los ‘indignados’ confinados en sus plazas y calles? ¿Qué avances están consiguiendo sus propuestas?

No pasa nada si no se conoce la respuesta a algunas de estas preguntas, seguro que la próxima edición del telediario aparece algún anuncio en forma de noticia acerca de los beneficios que tiene usar gafas de sol en verano, o qué bien está cierto destino vacacional… Pues estamos viviendo la era de la información de actualidad, que traducido resulta, la era de...la desinformación amnésica.

viernes, 20 de mayo de 2011

Bienvenido

Si vas a entrar, hazlo despacio, de puntillas, sin que me entere… Cualquier movimiento brusco puede hacer saltar las alarmas, cerrando todas las puertas y tendrás que salir para siempre. No quiero ponerme trágica, tampoco es tan complicado, ven poco a poco, verás como las puertas se van abriendo… Sí, es cierto, unas lo harán antes, otras mucho después y ni lo intentes con las que están muy cerradas, es posible que no se abran nunca…

Cuidado, cualquier cosa puede romperse, verás como muchas están a punto de hacerlo ya. Ah, ¿quieres repararlas? Adelante, inténtalo, pero por favor, no las dejes peor que estaban… Está todo muy desordenado, sobre todo por donde quieres entrar, perdona, es que otros han entrado corriendo, sin avisar y al final, se fueron tal y como vinieron y mira como lo dejaron. Y ya, tras ordenar y ordenar, me he cansado.

Cuando veas que estás dentro, que empiezas a sentirte cómodo, limpia, arregla, ordena, recoge. Pero, promete que no tirarás nada, todo lo que hay es importante.

Quizás sean muchas leyes, pero te prometo, que pronto, te sentirás como en casa. Bienvenido