domingo, 13 de noviembre de 2011

Paseaba...

Paseaba al perro por el parque… rodeando ese pequeño gran estanque, pieza fundamental de ese oasis que en plena ciudad puede hacerte creer que estás en el campo. Era de noche, no recuerdo si había luna o no, lo mismo ya para esa noche se le había acabado el dinero para salir.
Una línea de farolas iluminaba el sendero, marcando el camino a los locos que a esas horas, no tenían nada mejor que hacer que charlar un rato con la naturaleza o con uno mismo… cualquier excusa es buena para estar fuera de casa.
A lo lejos, había una gran zona negra, completamente inmersa en las tinieblas…parecía que no había luz a más de un kilómetro a la redonda. Nada más lejos de la realidad, sólo faltaba una bombilla del paseo.
Entonces, no pude evitar acordarme de ti, de tu sonrisa. Esa que tantas y tantas veces iluminó mi camino… esa que, a pesar de los esfuerzos de la oscuridad para llevarme con ella, hacía de guía y conseguía mostrarme la salida. Más de una vez, me vi a mí misma en aquella imagen de película de Hollywood en la que, el protagonista está dentro de un túnel y a lo lejos, al fondo, aparece el pequeño resplandor de una luz… no vayas hacia la luz, escucha, ¡aguanta! Siempre hice caso omiso a las voces…fui hacia la luz…sin miedo… cada vez seme antojaba más cálida, más grande, más acogedora, más familiar y siempre…al final…tu sonrisa…
Ahora te preguntarás, ¿por qué recordar la luz viendo la oscuridad? Porque la echo de menos… porque tu sonrisa es la luz fundida en medio del camino, insignificante para cualquiera. Perdón, para nadie que haya visto tu sonrisa, la de verdad, la que guardas para las mejores ocasiones, puede ser insignificante su pérdida… Porque cuando no sonríes, cuando no lo haces de verdad… todo (mucho más de lo que crees) comienza a ser invadido por las tinieblas.
Ahí me encontraba, paseando, triste, melancólica… cuando, al acercarme a las tinieblas…al dar un paso hacia delante…la bombilla comenzó a parpadear…comenzó a emitir una pequeña luz, tímida, vergonzosa… pisé más fuerte, en varios sitios, como animándola a que prendiera… como buscando la manera de darle fuerzas…  La luz se vio, pero no se mostró con su habitual tono, estaba más apagada, había perdido alegría…
Un paso más hacia delante en el sendero, bastó para que se apagara de nuevo, esperando a que alguien con la misma suerte que yo, volviera a pisar en el sitio correcto y regalarle su claridad, aunque solo fuera fugazmente.
¿Sabes qué? Cada noche paso por el sendero, buscando la luz, buscando el sitio donde, al pisar, la electricidad encuentra el camino para llegar hasta la bombilla.
¿Sabes qué? Que sé que pronto no hará falta, que pasearé por el sendero y ya habrás entendido que no es justo que dejes tanto parque en tinieblas, que no es justo que nos prives a todos los que la extrañamos del regalo que es tu sonrisa. Que la farola habrá conseguido soldar sus cables, que no dejará que nadie más la apague, que me encontraré la luz encendida y que volverás a ser tú.
Ya te darás cuenta, el mundo es mucho más bonito si lo ilumina una sonrisa, ¿por qué no dejar que sea la tuya?

jueves, 3 de noviembre de 2011

Santander-Sevilla

Esta mañana, he salido al patio para ver cómo estaba el día. Inspiré una bocanada de aire, esperando que contribuyera a despertarme y…entonces sucedió… Aire frío, húmedo, con aroma costero, con sabor a mar, pero duro, fuerte… Creí retroceder, 3 meses atrás…
Salí de casa pensando en no haber despertado a Oché y Bea… Buscando qué música poner en el iPod… da igual, pondré Maldita Nerea, para el concierto, con suerte, María se habrá despertado hoy temprano y me dará unos sonrientes ‘buenos días rubita’. El iPod comienza a sonar, ‘Y necesitas decir que no a los miedos, puedo enseñartelo que yo prefiero: unas gotitas ahí de amor del bueno;No te preocupes besaré primero’
María hoy tampoco aparece, seguramente ayer se quedó hasta tarde con Alejandro y Tizziano…parece que va a llover, aun no puedo creer que sea julio… este tiempo no lo hace ni en Noviembre en Sevilla…
Llego a la estación, cambio tren por bus, ahora ya no hay cuestas gigantes al lado del lupa que subir… ¿Qué haremos esta tarde? Creo que hoy llegaba Vicente. Intentaré no dormir siesta…lo mismo estudio, pero es que, tengo que aprovechar… acaba de llegar el tren, me subo al bus, parece mentira que ya vaya conociendo a la gente…las mismas caras, las mismas historias…huele ya a rutina.
Pulso el botón para abrir las puertas… empieza a llover, pero parece que por la tarde hará bueno…o eso espero, tengo ganas de playa o de río. Abro mi ‘paragüeh’ aunque de poco sirve ante esta lluvia en spray.
Uf...vaya cuesta… esta también se puede bajar como pokemon bola. Qué raro que Oché no me lo haya dicho nunca… Entro en el despacho, cuánta seriedad, menos mal que Esther me da los buenos días y sonríe, se nota mi media horita más de sueño…
Después de una mañana entre clases y prácticas, dando batazos por la octava, voy al comedor. Allí ya están casi todos, falta Mona que llegará en breve. Nos conocen todos seguro, no dejamos de hacernos notar, nuestras risas, nuestras bromas, nuestros juegos… Somos casi lo único que se oye en el comedor, los guiris y los niños de sur…
¿Qué hacemos esta tarde? ¿Intentamos ir a la playa? ¿Vamos al río? ¿Nos vamos de guiris por el centro? ¿Jardines de Pereda o Parque de María Luisa? ¿Damos una vuelta por el faro o vamos a los Alcázares?
En el piso, mientras paso por chapa y pintura, Oché se plancha el pelo detrás de mí en mi espejo, es el único sitio donde nos podemos ver de cuerpo entero. Bea piensa lo que se va a poner…qué digo, se pone la primera percha que coge. Cenaremos filetes con tomate y pan bimbo…me encanta la dieta equilibrada. Si no, una de Pecaditos, que nos encanta a todos…que pena que no cojamos cerca el McDonalds, a Antonio le encantaría.
Río de la Pila, el pub ese de la lengua, Zanzibar, Plaza Cañadio, Kudeta (o no), Zen, Divino, Malaespina, Santa fe, plaza Porticada…
María y su Danzakuduro (lo tengo duro/ me gusta duro) junto con su aleteo de nariz y las persecuciones a Vicente; Antonio con su acento y sus meningitis; Oché con su pavo y sus caras raras; Esther su humor y su afición por los concursos varios; Bea con sus pilas recargadas a partir de las 5am y su sentido de la responsabilidad; Petra con sus fotos, su acento checo-andaluz y su ‘new ways’ de conocer Santander; Alejandro con sus costumbres y su tiempo para limpiar; Tizziano…tan…italiano e hiperactivo…Nikkos and…what?; Salle y su despelote final; Mona con su independencia, su dulzura y sus pelos; María Vasileva con…¡su novio!.
Da igual si paseo por la Magdalena o por el Alamillo, da igual si veo la playa del Sardinero o la orilla trianera del Guadalquivir, da igual si la catedral es de la Asunción o de Santa María, da igual si paseo por Pereda o por Avda de la Constitución, da igual si estoy en Reina Mercedes o en Los Castros… ¿Qué más da? ¿Qué importa que no viva en Santander? ¿Qué importa que no nos veamos todos los días?
Sevilla puede ser Santander y Santander Sevilla en cualquier momento, sólo necesito recordarla…sólo necesito recordaros y para eso hace falta muy poco. Al fin y al cabo, las dos empiezan por S…