- - ¡Hola! ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
- Hombre…Hola… Bien, bien, ¿y tú?
- Pues yo bien, sin mucha novedad. Hace mucho que no te veía por aquí. Resulta algo extraño.
- Sí, tienes razón… mucho lío, tú sabes…
- Claro, es normal, la rutina que muchas veces nos atrapa sin darnos cuenta.
- Y termina ahogándonos…
- Te noto…diferente…más mayor… no ha pasado tanto tiempo, ¿verdad?
- No, ya a estas alturas no pega mucho eso de crecer. Ni tampoco ha sido mucho tiempo.
- Ya, pero tú sabes hay cosas que nunca supe medir bien, yo y mis despistes.
- Sí, como siempre, tú entre la luna y Saturno cuando hay luna nueva.
- Es que sin luna, es difícil pasear por el campo, ya lo sabes.
- Sí claro, hay cosas que nunca se olvidan…
- Sin embargo…tu sonrisa…ha cambiado… ¿fruto del olvido?
- No lo sé… no me había dado cuenta…
- Quizás sea la falta de entrenamiento. ¿Puede ser?
- Tal vez…no me he dado cuenta hasta ahora de todo lo que me te eché de menos
- Vaya, no me esperaba que fueras a decirlo tan claro.
- ¿Por qué no?
- Porque nunca antes lo habías hecho, yo soy más así, tú eres más caparazón.
- Ya…y tú la tortuga de dentro, ¿no?
- Tal vez… últimamente has crecido mucho y yo creo que me he ahogado…
- No pretendía…es que…yo…no…no me di cuenta.
- Oye oye, para para… sin agobios, que no pretendía culparte de nada.
- Lo sé, nunca lo haces, pero me arrepiento un poco de no haber pasado por aquí antes.
- No tienes de qué preocuparte, sabes que siempre podrás volver aquí, el tiempo que pase entre visita no importa demasiado.
- Gracias por recordarlo. Hay veces que se me olvidó un poco el camino.
- Las prisas…
- Sí y el descuido
- De vez en cuando
- Hay que respirar/ - Hay que respirar
- Vaya, parece que no estamos tan lejos como pensamos.
- Me ha costado volver, pero creo que también me costará irme.
- No sabes cuánto me alegra oír eso. Entonces, ¿ahora qué? ¿Hacia dónde vas? ¿Qué buscas?
- No tengo la más mínima idea…
- ¿Te preocupa?
- Para nada, me encanta.
- Eres feliz
- Sí
- ¿Por qué?
- Sólo por haber vuelto.
En ese momento cogió aire fuerte, pero aire del de verdad, el que llena los pulmones. Lo espiró y en su cara se dibujó una sonrisa. Esa sonrisa que ya ni recordaba echar de menos. Ahora sí, había vuelto
- Hombre…Hola… Bien, bien, ¿y tú?
- Pues yo bien, sin mucha novedad. Hace mucho que no te veía por aquí. Resulta algo extraño.
- Sí, tienes razón… mucho lío, tú sabes…
- Claro, es normal, la rutina que muchas veces nos atrapa sin darnos cuenta.
- Y termina ahogándonos…
- Te noto…diferente…más mayor… no ha pasado tanto tiempo, ¿verdad?
- No, ya a estas alturas no pega mucho eso de crecer. Ni tampoco ha sido mucho tiempo.
- Ya, pero tú sabes hay cosas que nunca supe medir bien, yo y mis despistes.
- Sí, como siempre, tú entre la luna y Saturno cuando hay luna nueva.
- Es que sin luna, es difícil pasear por el campo, ya lo sabes.
- Sí claro, hay cosas que nunca se olvidan…
- Sin embargo…tu sonrisa…ha cambiado… ¿fruto del olvido?
- No lo sé… no me había dado cuenta…
- Quizás sea la falta de entrenamiento. ¿Puede ser?
- Tal vez…no me he dado cuenta hasta ahora de todo lo que me te eché de menos
- Vaya, no me esperaba que fueras a decirlo tan claro.
- ¿Por qué no?
- Porque nunca antes lo habías hecho, yo soy más así, tú eres más caparazón.
- Ya…y tú la tortuga de dentro, ¿no?
- Tal vez… últimamente has crecido mucho y yo creo que me he ahogado…
- No pretendía…es que…yo…no…no me di cuenta.
- Oye oye, para para… sin agobios, que no pretendía culparte de nada.
- Lo sé, nunca lo haces, pero me arrepiento un poco de no haber pasado por aquí antes.
- No tienes de qué preocuparte, sabes que siempre podrás volver aquí, el tiempo que pase entre visita no importa demasiado.
- Gracias por recordarlo. Hay veces que se me olvidó un poco el camino.
- Las prisas…
- Sí y el descuido
- De vez en cuando
- Hay que respirar/ - Hay que respirar
- Vaya, parece que no estamos tan lejos como pensamos.
- Me ha costado volver, pero creo que también me costará irme.
- No sabes cuánto me alegra oír eso. Entonces, ¿ahora qué? ¿Hacia dónde vas? ¿Qué buscas?
- No tengo la más mínima idea…
- ¿Te preocupa?
- Para nada, me encanta.
- Eres feliz
- Sí
- ¿Por qué?
- Sólo por haber vuelto.
En ese momento cogió aire fuerte, pero aire del de verdad, el que llena los pulmones. Lo espiró y en su cara se dibujó una sonrisa. Esa sonrisa que ya ni recordaba echar de menos. Ahora sí, había vuelto