miércoles, 1 de agosto de 2012

cuánto tiempo...


-          - ¡Hola! ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
-          Hombre…Hola… Bien, bien, ¿y tú?
-          Pues yo bien, sin mucha novedad. Hace mucho que no te veía por aquí. Resulta algo extraño.
-          Sí, tienes razón… mucho lío, tú sabes…
-          Claro, es normal, la rutina que muchas veces nos atrapa sin darnos cuenta.
-          Y termina ahogándonos…
-          Te noto…diferente…más mayor… no ha pasado tanto tiempo, ¿verdad?
-          No, ya a estas alturas no pega mucho eso de crecer. Ni tampoco ha sido mucho tiempo.
-          Ya, pero tú sabes hay cosas que nunca supe medir bien, yo y mis despistes.
-          Sí, como siempre, tú entre la luna y Saturno cuando hay luna nueva.
-          Es que sin  luna, es difícil pasear por el campo, ya lo sabes.
-          Sí claro, hay cosas que nunca se olvidan…
-          Sin embargo…tu sonrisa…ha cambiado… ¿fruto del olvido?
-          No lo sé… no me había dado cuenta…
-          Quizás sea la falta de entrenamiento. ¿Puede ser?
-          Tal vez…no me he dado cuenta hasta ahora de todo lo que me te eché de menos
-          Vaya, no me esperaba que fueras a decirlo tan claro.
-          ¿Por qué no?
-          Porque nunca antes lo habías hecho, yo soy más así, tú eres más caparazón.
-          Ya…y tú la tortuga de dentro, ¿no?
-          Tal vez… últimamente has crecido mucho y yo creo que me he ahogado…
-          No pretendía…es que…yo…no…no me di cuenta.
-          Oye oye, para para… sin agobios, que no pretendía culparte de nada.
-          Lo sé, nunca lo haces, pero me arrepiento un poco de no haber pasado por aquí antes.
-          No tienes de qué preocuparte, sabes que siempre podrás volver aquí, el tiempo que pase entre visita no importa demasiado.
-          Gracias por recordarlo. Hay veces que se me olvidó un poco el camino.
-          Las prisas…
-          Sí y el descuido
-          De vez en cuando
-          Hay que respirar/ - Hay que respirar
-          Vaya, parece que no estamos tan lejos como pensamos.
-          Me ha costado volver, pero creo que también me costará irme.
-          No sabes cuánto me alegra oír eso. Entonces, ¿ahora qué? ¿Hacia dónde vas? ¿Qué buscas?
-          No tengo la más mínima idea…
-          ¿Te preocupa?
-          Para nada, me encanta.
-          Eres feliz
-         
-          ¿Por qué?
-          Sólo por haber vuelto.
En ese momento cogió aire fuerte, pero aire del de verdad, el que llena los pulmones. Lo espiró y en su cara se dibujó una sonrisa. Esa sonrisa que ya ni recordaba echar de menos. Ahora sí, había vuelto