Entre
las sombras de horas que solo frecuenta Morfeo, buscaba entre sus bolsillos
unas cuantas monedas. Todas de color cobrizo, no sumaban ni un euro… ¿Cuánto
vale un beso? La pregunta le golpeaba en la cabeza una y otra vez, como el
sonido de las agujas de ese reloj de pared que parece siempre estar adelantado,
como el chasquido de las hojas al caer de un calendario que no para de correr… Que
paren el mundo, que él se baja… Quizás por eso mismo está así, por haberse
bajado de aquel tren de lujo que era su vida, por inconformista, por no saber
ver todo lo que tenía…
¿Qué
tenía? ¿Era feliz? ¿Cuánto vale un beso?
Intenta
olvidar, bebe, la última botella que aun tiene algo de líquido dentro, ¿olvida?
Parece que aún lo siente, un olor, una caricia, un abrazo... bebe…y la pregunta
regresa aun con más fuerza… ¿Cuánto vale un beso?
Cuando
por fin lo vence el sueño… sonríe… cree verlo todo claro, un beso vale lo que
vale una sonrisa, lo que vale un sueño, lo que vale su ilusión, lo que vale su
felicidad más allá de su jaula de cristal.
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